Después de casi dos años durante los que he conseguido engancharme a este maravilloso mundo del correr, todo sigue evolucionando en mi vida de corredor popular y cada vez estiro la cuerda una poquito más.
Seguramente, por mi forma de ser, el hecho de tener retos en el horizonte de forma constante, mantiene viva la chispa de mi vida, cuál elixir delicioso que estimula mi frágil amigdala, segregando endorfinas endógenas a borbotones. Lo cierto es que, durante estos dos últimos maravillosos años, correr me ha proporcionado ese estimulante elixir.
En este proceso evolutivo y curioso, he pasado por distintas etapas, y vivido situaciones agradables y otras de decepcionantes, como para tantos otros, las dichosas lesiones. La evolución te lleva a buscar retos de menos a más, pero desde hace unos meses, y gracias a un par de maravillosos libros ("la maratón, tu puedes hacerlo"... de Jeff Galloway y "Correr para ser feliz", de Arcadi Alibés), lo hago desde una perspectiva muy distinta: la de compartir, solidarizarse y disfrutar!!!!. sin pensar en exclusiva en el crono y la rivalidad.
Eso me dió ánimos para apuntarme a grandes retos, pero sin tener presión excesiva por el resultado.
Claro, que si corres y estás "enganchado", te puede "tirar" el simple hecho de conseguirlo,... de acabar.
Pues, en esa línea, me planteé acabar una prueba de enfoque no competitivo, pero de una distancia y dureza extrema...
Le escribí a Paco, el día que le envié un correo para inscribirme, que, buscando en el calendario una prueba distinta y especial, me topé con su prueba: La "XI más que maratón de cascamorras". Le dije que pensé que su prueba cumplia con todos los requisitos que buscaba y, creerme que no me equivoqué.
En Terrassa, provincia de Barcelona, donde resido, corro con unos tipos fantásticos, los "mossenaires", cuyo espíritu es esencialmente compartir, disfrutar, etc... En vosotros, amigos de Guadix y Baza, Trotanoches y Cantarranas, he encontrato ese espíritu disitintivo y esencial, al que me gusta llamar "el espíritu del corredor".
Podría explicar muchas cosas de la carrera que vivimos ayer, pero he preferido centrarme en sentimientos y vivencias que acompañan nuestra vida de corredores populares.
Pero, para que no se diga, cuatro líneas:
Domingo, 28 de agosto de 2011, 03:55 de la maña... madrugada. Suena el despertador del móvil en Almuñecar!!! y me quedan 2:00 horas para estar en Guadix, donde me espera Alberto, quien amablemente me acompañará hasta Baza, desde donde arrancará esta maravillosa prueba, a las 7:00. Salimos de Baza, subiendo sin parar hasta coronar el punto más alto del pueblo. Desde allí, decido acompañar al grupo más veterano, con Joaquin de Baza, Jesus Viciana, Javier de Guadix, y un par de compañeros más, cuyo nombre no recuerdo, viendo como los "patas negras", que acabaran la dura prueba de más de 50 quilometros en unas 4 horas, se alejan delante nuestro con celeridad y ritmo.
Jamás había rebasado la distancia de maratón, y me tomé la prueba como un experimento fisiológico que debía superar sin grandes dificultades: dosifiqué de inicio a fin, y aguanté los quilómetros uno tras otro, gracias al magnífico trabajo de los abitualladores que nos acompañaron durante toda la prueba aportandonos toda clase de líquidos y sólidos de primera categoría.
En realidad, fué como una salida con amigos, como una gran tirada larga de lujo. Más de cinco horas, con paradas y charlas, con sufrimiento y alegría: mostrando "el espíritu del corredor".
Gracias amigos, no os olvidaré. Y para que me recordéis, os dejo un enlace con el "track" de la prueba y mi seguimiento:
http://connect.garmin.com/activity/110103443
Dedicado a los "trotanoches" de Guadix y a los "cantarranas" de Baza !!!!Joaquin y Paco, ó Paco y Joaquin.
Os espero por mis tierras siempre, seréis bienvenidos!!!!
Del "mossenaire" Manel
